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DIAS ONLINE

domingo, 12 de abril de 2009

LA ULTIMA CENA/ VERSION GAY


Según el Opus Dei, la esencia de la Pascua es la humildad y el mensaje de amor incondicional de los unos a los otros. Inspirados en esa definición, el colectivo de Sentido G quiso unirse a la celebración y armó su propia y última cena. La imagen central es la de una chica trans que representa a Jesucristo. Es Gabriela Binder, tiene 35 años, trabaja como empleada en una librería y coordina el grupo de reubicación laboral de chicas trans en Lanús. “Quise mostrar la mayor exposición y sufrimiento de los LGTB, como parte del colectivo más discriminado y expuesto. Nosotros somos parte de la vida cotidiana. Somos cocineros, empleados, estudiantes, y gente que tiene fe en una Pascua incluyente”, explica Gabriela. La idea fue recrear la Última Cena, pero en versión libre. Y gay. Judas está tirado en el piso. Naty, la única mujer que hay entre los los apóstoles, busca mostrar la dualidad de María Magdalena. Entre las piernas de todos, la bandera del orgullo gay.

¿Pero están cerca de estos tiempos las Pascuas en versión libre? ¿Qué lugar tiene reservado la Iglesia para esta inclusión? “Nosotros, que hemos sido practicantes y que vivimos la represión de nuestra sexualidad, cuando pudimos entender que Dios no condena a las personas por vivir libremente su orientación sexual, conseguimos liberarnos de una carga muy pesada. Eso nos permite profesar nuestra fe sin culpas, sin conflictos y, además, vivir las festividades religiosas sin sentirnos excluidos/as”, dice Marcelo Sáenz, miembro de Cristianos Ecuménicos Gays y Lesbianas de Argentina (CEGLA). “Más aún, quizás en parte por la actividad de esclarecimiento de CEGLA durante siete años, existen en la Argentina unas cuantas Iglesias históricas que ahora tienen una actitud inclusiva hacia gays y lesbianas. Y podemos participar de estas festividades en estas Iglesias libremente sin tener que ocultar nuestra condición sexual. Dentro de la Iglesia católica se necesita que haya gente que confiese su sexualidad para ayudar a integrar a los fieles a reencontrarse con su fe, que se encuentran confundidos por el discurso homofóbico de la Iglesia. En otros países existen organizaciones que ayudan mucho a católicos gays”.

Ezequiel Martin, coordinador de CEGLA y secretario de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), dice “provengo de una tradición evangélica bautista, que es una religión muy hermética, donde entendés que cualquier cosa que esté fuera de eso es pecado. Desde mi adolescencia traté de unir mi fe con mi sexualidad. Y no soporté la presión. Después de 25 años de sufrimiento, decidí salir. Cuando dejé la Iglesia, comencé a vivir libremente y me acerqué a esta organización, donde me dieron material para reconciliar mi fe con mi sexualidad. Porque, vale aclararlo, hay una lectura conservadora y retrógrada de la Biblia y también es una cuestión de control, donde si cada uno lo viviera se perdería la capacidad de tener a la gente necesitando de la Iglesia. Hay organizaciones como Éxodo que tratan de curar a los homosexuales y que manejan un negocio millonario. Aunque hay Iglesias, como la metodista y la luterana, que han ampliado la visión y cambiaron la postura. Nosotros buscamos la caída de la discriminación. Por eso, ésta es una celebración desde la fe, no es una celebración religiosa. Es una cuestión de liberación y redescubrimiento. Una posibilidad de darnos cuenta de que aún seguimos siendo esclavos de ideas, y debe llevarnos a pensar en esas cosas que aún nos hacen cautivos, y buscar la libertad de una sociedad para todos y todas desde lo simbólico y desde la fe”.

La Misión Sacerdotal Tercermundista, un grupo argentino católico de tradición y no de institución, afirma el sacerdocio universal de todos los creyentes. Desde esa entidad, el reverendo Alejandro Soria sostiene: “Nuestro grupo no está en comunión con la Iglesia católica romana. Adherimos a la campaña de apostasía porque no tomamos el bautismo como una pertenencia a una religión. La Iglesia nos utiliza como católicos de segunda. En nuestro nombre tiene un discurso que no es el que nos representa. Cuando ingresé en Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) redescubrí mi fe. Con las Pascuas incentivamos a que la gente renueve su fe. Nunca dejé de creer en Dios. Si bien la apostasía es una carta de renuncia, es una renuncia al bautismo, no a la fe. Jesús fue crucificado por mis pecados y mi sexualidad. En su resurrección mi sexualidad es resucitada. Hoy no hace falta que se crucifique a nadie más ni que las Iglesias sigan condenando a nadie más”.

El pastor Lisandro Orlov, de la Iglesia Ecuménica Luterana Unida, señala que todas las Iglesias cristianas que forman parte de un tronco común “tienen la misma comprensión de la celebración. Jesucristo durante toda su existencia pidió a sus discípulos que mantuvieran un secreto y la resurrección significa romper con ese secreto, que es la verdad. Las Pascuas significan que se puede vivir, que se caen todas las máscaras y podemos hablar de una sociedad integrada que respete la diversidad. El sentido profundo de esta celebración es la espectacularidad de vivir en un mundo reconciliado. Y esperamos que ése sea nuestro anuncio, “vayan a los márgenes y díganles a todos los excluidos que otro mundo es posible”.
Sentido G ( critica)

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